CULTURA

“Liz Marín rompe paradigmas con su obra”

Roberto Román

Vértice MX

La escritora tabasqueña, Liz Marín, rompe paradigmas con su obra La Luna con su imaginación, con su creatividad, en el marco de la literatura con los niños, señaló Aureliano de la Cruz, quien tuvo a su cargo la traducción al Yokot’an de la obra.

El también director del departamento de educación indígena de la Secretaría de Educación de Tabasco, señaló que la obra La Luna/Ni Uj de la escritora tabasqueña, será distribuido en las escuelas bilingües pues la historia está traducida al Yokot’an.

Durante la presentación virtual del libro, a través del programa Sábados de Querer Leer, que realiza la asociación civil Querer Leer con la conducción de su presidente, Gamaliel Sánchez Salinas, participaron también el ilustrador y artista Luis David Canul quien comenzó la charla explicando las ilustraciones que realizó para el libro, con motivos tabasqueños como su flora, su fauna y la cultura, comparando el rostro de la luna similar a la Cabeza Olmeca.

Por su parte, la autora relató que la intención original era crear una especie de libro álbum, sin embargo durante la marcha tuvo correcciones.
Al explicar la obra dijo que “la luna es concebida como una breve puesta en escena en un solo acto, con un personaje mudo pero con movimiento y voz a través del narrador omnisciente”.

La también docente de preescolar dijo que el “cuento es también un pequeño sueño o un instante en la fantasía de cualquier niño o adulto”.

Durante la presentación del libro, la autora fue leyendo los textos mientras el también profesor, Aureliano de la Cruz realizaba la lectura traducida al Yokot’an.

+++La obra++++++
La Luna
La tarde ya termina, en el escenario estelar las primeras estrellas aparecen.

La Luna, vestida de blanco, lentamente se asoma. Tímida al principio, un poco ruborizada tal vez por ver los últimos rayos del sol y salir antes de tiempo

Suspendida en el cielo, empieza a palidecer. Al darse cuenta que el bullicio terrestre se va apagando, entonces se sabe admirada. Así, la luna coqueta, brilla con más intensidad repartiendo rayos de plata que se pierden y aparecen entre las sombras.

La noche continúa, y la luna, inspiración de poetas y enamorados, sopla desde lo alto un halo de misterio. De pronto silencio.

Bajo ella casi todo duerme. A lo lejos logra divisar una mancha de nubes que se van acercando, y al fin cuando están al alcance de sus manos de luz, con actitud pueril ella forma a las nubes como si fueran masa de pan, y regala al viento cada una de sus figurillas, muchas veces copiando lo terrestre, lo que algún día quisiera alcanzar, otras veces locos inventos, infantiles y absurdos que con gracia logra formar.

También imagina aventuras, y cree dirigir dentro de la tempestad del mar, simulada por la brisa nocturna a un barquito hecho de nubes que no deja de naufragar.

Al poco rato cambia de juego, y en el cielo, las nubes de repente se transforman en caballos blancos que en vez de correr, parecen volar.

Cansada e indecisa, juguetea la liviana masa. Las estrellas observan atentas, pero no son invitadas a participar.

El viento, compañero de juego le arrebata las nubes, la luna inerte en lo alto las mira partir. Por estar jugando no había reparado en el tiempo y una vez más, es sorprendida por el amanecer.

Se sonroja, y sin perder la calma, lentamente se empieza a ocultar.

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